lunes, 21 de abril de 2008

El oro de las calles



“La vida es una moneda
quien la rebusca la tiene
ojo que hablo de monedas
y no de grueso billetes”



No sé si Juan Carlos Baglietto tenía razón en su canción “La vida es una moneda”, pero en algunos casos las monedas te complican la vida. Hoy en día conseguir monedas para viajar en colectivos, para pagar en parquímetros o simplemente para comprar algo en un kiosco se ha vuelto muy difícil.
“¿Te puedo dar caramelos de vuelto?” son las frases que repiten una y otra vez los comerciantes debido a la falta de monedas de 5 y 10 centavos. Según Raúl Seoane, dueño de un kiosco en Banfield, “las monedas ya son como oro para nosotros, yo personalmente pierdo muchas ventas por falta de vuelto”, y admite que tuvo que subir muchos precios para que no tenga que dar cambio con monedas chicas.
Existen muchas versiones cruzadas acerca de dónde están las monedas. Según el Banco Central “es un tema cultural, la gente retiene las monedas en lugar de ponerlas a circular". Su tesis del “chanchito” se sostiene argumentando que las personas acumulan monedas en sus casas, que después faltan en la calle. "Está emitida la cantidad suficiente de monedas, pero hay problemas de circulación porque la gente las retiene” se defiende el Central.
Y cómo es común en la Argentina, los curros ya aparecieron. En algunos lugares cambian entre 92 y 97 pesos en monedas por 100 pesos en billetes. Sólo con asistir a la Terminal de Colectivos de Expreso Villa Galicia, a metros de la estación de trenes de Lomas de Zamora de la Línea Roca, después de las 6 de la tarde les cambian a personas 96 pesos metálicos por 100 pesos en papel. Y ese es sólo uno de los tantos puntos de venta en el conurbano bonaerense.
Pero la falta de monedar no se sólo en el Área Metropolitana, en los grandes centros urbanos cómo las ciudades de Mendoza, Santa Fe, Córdoba y Tucumán, ya se han hecho varias denuncias por la falta de monedas.
¿Una solución? Como el Gobierno, ni el Banco Central, ni las empresas de Ómnibus se hacen cargo de la falta de monedas, aquí van una serie de consejos para encontrar el oro tan preciado:
- Visitar restaurantes y pedirles a los mozos que les cambien monedas por billetes (ya que ellos tienen los bolsillos pesados por las propinas)
- Preguntarles a los chicos de la calle, limpia parabrisas y artistas callejeros que les cambie monedas y dejarles una bonificación (que es por lo menos una obra de bien)
- Si tienen amigos colectiveros, bancarios o tesoreros que te consigan la mayor cantidad de monedas (no es lo más sano, pero hay que rebuscarsela)
Aunque nos gustaría que no tengamos que utilizar otras maniobras para conseguir monedas, lamentablente hay personas que tienen que viajar en más de un colectivo por día, y las monedas son más que necesarias.


Sebastián Pereyro

domingo, 20 de abril de 2008

Años de corrupción y abandono






“Nuestros jóvenes son victimizados por el azote del desarraigo y la desculturización con la consecuente discriminación, la explotación y la reducción a servidumbre, las drogas, la prostitución, el SIDA, la delincuencia y toda la lacra de este sistema capitalista, egoísta e individualista que sólo persigue las ganancias del capital para unos pocos, además de los malos gobiernos que más parecen clubes de amigos para hacer negocios que representantes constitucionales”. Estas palabras fueron pronunciadas hace poco más de un año por el secretario general del Movimiento Indígena del Chaco (MIC), Egidio García.
Es el mismo hombre que hace más de veinte días sufrió un atentado organizado por sus propios compañeros después de que se enteraron que los 10 millones de pesos entregados por el Estado provincial al MIC no fueron repartidos con los aborígenes.
De este hecho dan cuenta el periodista Gabriel Levinas* y su nieta Betina que estuvieron recorriendo las localidades de Río Bermejito, Castelli y Resistencia, hablando con algunas familias que les contaron cómo se vive en medio del monte, de las inundaciones, sin poder cazar para comer (porque es una de las pocas formas en las que pueden alimentarse), recibiendo ofertas de personas que quieren comprar a sus hijos aprovechándose de su pobreza, viviendo bajo los árboles “como perros”, tal como lo describió uno de los más viejos de esa comunidad. Además viven en situaciones extremas, con una falta de higiene total, ya que no pueden acceder a las necesidades básicas, las más elementales para que cualquier ser humano viva dignamente.
En el Chaco sólo una de cada dos personas tiene acceso al agua y una de cada tres no tiene trabajo. Hasta el 3 de octubre de 2007 los muertos por desnutrición llegaron a quince, dentro de un período de dos meses.
“El Movimiento de Egidio los usó, mostraron a los desnutridos, la poca bola que les daban y cuando ganó Jorge Capitanich se olvidaron de ellos”, dijo Betina. También se encontraron con gente que les contó que el nuevo gobernador regala cosas sólo a los que habían votado por él. Y aún así, la reflexión nos lleva a que ni a esos votantes se los ayuda como debería ser, porque la limosna no acaba con años de miseria, robo de tierras, tala indiscriminada de árboles autóctonos, abuso de poder y promesas sin cumplir.
En el mes de octubre Capitanich anunció: “Los aborígenes son prioridad, vamos a poner en marcha un programa a partir del 10 de diciembre”. A 20 días del mes de abril nada cambió, incluso García, supuesto defensor de los derechos de los mocovíes, wichis y qom también terminó formando parte de lo que él llamó “clubes de amigos para hacer negocios”.




Bel Ponce.

*Fundador y director de la revista "El Porteño", autor del libro “La ley bajo los escombros”, investigación sobre el caso AMIA y conductor del programa “No hacemos falta” (Radio Argentina).
Fuentes:
"Aborígenes comparan a la salud pública del Chaco con el genocidio de Napalpí", nota de Diario Norte del Sábado 24 de marzo de 2007.

domingo, 13 de abril de 2008

Pensando a Romina Tejerina



El caso Romina Tejerina incendió en 2003 el debate público sobre la violación, el aborto y la criminalización de la mujer en la Argentina. Se dio a conocer en febrero de ese año, unos días después de que la joven jujeña fuera detenida por matar a su hija recién nacida, fruto de una violación.

Romina recibió una pena de 14 años de prisión. La fiscal Liliana Fernández de Montiel había pedido cadena perpetua, pero los jueces Antonio Llermanos, Héctor Carillo y Alfredo José Frías consideraron que había vivido una "infancia plagada de violencia tanto física como moral", que "se encontraba sola esperando un niño sin padre (conocido) " y que "no tenía apoyo familiar", a excepción de su hermana, la única que sabía del embarazo.

El martes pasado su nombre volvió a resonar en los grandes medios de comunicación. Ese día la Corte de Justicia de la Nación desestimó, con 4 votos en contra y 3 a favor, el recurso que había presentado la defensa para su liberación. Fuentes judiciales justificaron que la Corte debía ajustarse a temas de derecho y no fácticos.

Más allá del caso en particular –que el acusado de la violación, su vecino Eduardo Vargas, esté en libertad por falta de pruebas; que durante la investigación y el juicio se le preguntó a la adolescente insistentemente si usaba polleras cortas o salía seguido a bailar; que Romina tiene nueve años más de cárcel por delante- hay temas que parecen haberse borrado del mapa, como la discusión pública sobre el aborto legal.

Todavía hay escuelas en las que no se habla de educación sexual o del derecho a elegir sobre el propio cuerpo. Existen médicos que todavía no prescriben anticonceptivos, policías que increpan a mujeres que denuncian una violación y una persistente criminalización de la víctima.

¿Cuántos violadores andan caminando por las calles? Según estadísticas oficiales, sólo 11% de los casos de abuso sexual son denunciados, de los cuáles 1 de cada 10 reciben una condena, y el promedio de la pena ronda entre los cuatro y cinco años.

Asesina a sangre fría o víctima de un brote psicótico, Romina Tejerina sigue siendo una mujer que sintió demasiado miedo de hablar después de haber sido violada, que no hubiese podido abortar de manera legal, y que mientras sigue presa, a pesar de la difusión de su caso, en San Pedro –donde vivía- los médicos aún le niegan la píldora del día después a las mujeres abusadas.


Habiendo considerado las consecuencias, quizás sea más útil empezar a pensar en las causas.


J.L.


miércoles, 9 de abril de 2008

Lo que importa

Amores Difíciles, Madres Adolescentes, Mujeres Presas, son tres realidades que forman parte de la vida tal cual la conocemos, pero también son los títulos de los trabajos más interesantes de la fotógrafa argentina Adriana Lestido.
En una conmovedora exposición en el Centro Cultural Recoleta, esta profesional, que trabajó en medios como La voz, la agencia DyN y Página/12 , presenta una retrospectiva de su obra desde el momento que comenzó a estudiar fotografía, en 1979, hasta el año pasado.
Lo que se ve. Así se llama la muestra que encierra parte de sus trabajos fotográficos, como Hospital Infanto Juvenil (1986-88) y los mencionados al principio. En blanco y negro, Lestido captura la cotidianidad de las cosas, las diferentes caras de una sociedad a través de sus mujeres.
Sencillamente ,“lo que se ve”, lo que todos pueden observar día a día, lo común, lo que de tan usual pasa a perder relevancia, con lo que uno aprende a convivir sin recurrir al asombro, a la vergüenza, a la indignación o a la bronca.
Con el pelo crespo, la cara demacrada, en la que pesan las malas decisiones, la injusticia, el desamor, una de las presas retratadas sostiene en sus brazos, completamente tatuados, a su bebé dormido. Una imagen que habla por sí sola, que no necesitó de luces, de efectos, de maquillaje, que moviliza, como muchas de las fotos que se encuentran allí.
Adriana Lestido recibió premios como el Konex, el Mother Jones Internacional Found, el Diario La Nación, y el Derechos Humanos. La muestra también cuenta con un audiovisual de Amores Difíciles (cuatro historias de madres e hijas) y se va a poder visitar en la sala Cronopios del Recoleta hasta el 20 de abril en Junín 1930.

Bel Ponce.

lunes, 7 de abril de 2008

Lo aprendido en la calle, ejercido en la escuela, ¿todo al revés?

Después de tres semanas de conflictos entre el campo y el gobierno, con las trompadas de D’ Elía a manifestantes frente a cámara, la violencia que invade los estadios del fútbol argentino, y la inseguridad y agresividad vivida en las calles, hemos vivido en las últimas semanas brotes de violencia en distintas escuelas del país.
Seguramente ninguno de estos hechos no tienen relación uno con el otro, pero lo que la sociedad refleja se puede observar en cualquier colegio secundario. El primer acontecimiento grave trascendió hace dos semanas con el asesinato de un estudiante apuñalado por un compañero en una escuela de Villa Gesell luego de una discusión en el aula, ambos con sólo 17 años.
En Misiones, en la ciudad de Wanda, un chico de 15 años mató a otro de 16 de un puntazo con un cortaplumas durante una pelea por la novia del asesino. Según sus compañeros, “lo hizo porque molestaba a la novia”. Ese mismo día y en la misma provincia, una alumna que estudia magisterio en un instituto de Posadas reaccionó violentamente porque una compañera se había sentado en su banco. Sacó un revólver calibre 22 y la amenazó.
El lunes pasado, cerca de la Escuela Nº 1 de San Isidro, una chica de 13 años fue agredida a golpes y patadas por sus compañeras porque la consideraban "muy linda". Le fracturaron la nariz y tuvo que ser operada. Cuando salió del hospital contó: "Eran como cinco; me decían que me iban a matar y a cortar el pelo".
En un colegio de Santa Fe, una pelea entre dos alumnas de 12 años termino con una de las chicas con cortes en la cara que su compañera le provocó con un Cutter. También, en Mar del Plata, un alumno molesto por una sanción disciplinaria, atacó a la directora del establecimiento. La semana pasada, en una escuela de La Plata un alumno de 12 años agredió a trompadas y patadas a una profesora que lo había retado porque salió del colegio sin autorización.
Y tan sólo estos hechos transcurrieron en las últimas dos semanas, lo que no quiere decir que anteriormente no ocurriera. Basta con nombrar a la Tragedia de Carmen de Patagones para remontarnos tiempo atrás. El filósofo, psicólogo y educador estadounidense John Dewey (1859-1952) definió al aula como un microcosmos de la sociedad, y su filosofía sigue siendo vigente, ya que la violencia genera más violencia, y en un país violento, obviamente en las escuelas encontraremos más hechos de esta magnitud.

viernes, 4 de abril de 2008

Lestido mira e invita a mirar



Lo que se ve, la retrospectiva fotográfica que presenta Adriana Lestido en el Centro Cultural Recoleta, ofrece relatos tan cotidianos como socialmente particulares. Desde lo simple del blanco y negro y lo despojado de los elementos, la muestra pone el acento en la dimensión social de las historias narradas.


El actor problematizado es la mujer. Una madre y su hija en la cocina de todos los días; una joven mirando por la ventana de una cárcel; la misma autora compartiendo lo que ve de Villa Gesell a través del lente de su cámara, son algunas de las protagonistas de las 170 imágenes expuestas en las paredes de la Sala Cronopios.


Tomadas entre los años 1979 y 2007, la crudeza de las fotografías pasa por los ojos femeninos que desde el papel desafían a detenerse y observar. Parece que no hubiera intermediarios entre el que mira de un lado y el que mira del otro, como si el dispositivo técnico se asemejara más a un espejo o a una ventana, que a un punto de vista de la realidad.


Los nombres de las series son Madres adolescentes, Hospital Infanto-Juvenil, Casa Cuna y Mujeres presas, entre otros. Los curadores de la muestra son Gabriel Díaz y Juan Travnik, y estará en exhibición hasta el 20 de abril. Se puede visitar todos los días hasta las 21.




Centro Cultural Recoleta, sala Cronopios. Junín 1930.
De martes a viernes, de 14 a 21.
Sábados y domingos, de 10 a 21.


Julieta.


Foto de Adriana Lestido. 1982.